Nuestras relaciones son ahora más frágiles que nunca, porque siempre hay posibles intrusos en la comunicación.
Dice Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia Emocional, que recientemente ha publicado un nuevo título: Focus. Todos hemos pensado alguna vez si estar permanentemente conectados, con nuestras aplicaciones móviles, respondiendo a varios chats y al teléfono, con múltiples ventanas en el ordenador y pestañas abiertas en el navegador nos pone más difícil focalizar la atención. Incluso hay programas pensados para esto como Rescue Time, que bloquea otras ventanas y proporciona un contador de tiempo para realizar una única tarea en ese periodo, o Focus Booster, que facilita aplicar el método Pomodoro para gestionar el propio tiempo y mejorar la concentración. Estas herramientas frecuentemente se promueven para optimizar la productividad en el ámbito laboral.
Sin embargo, la atención puede ser mucho más que eso. Ideas sueltas, recuerdos, sensaciones, juicios, conciencia. Y la conciencia de la propia conciencia, pensar el propio pensamiento. Son muchos los pensamientos que cruzan nuestra mente en cada instante. Resulta interesante el planteamiento de Goleman en Focus, donde apunta que es necesario desarrollar la atención, ejercitarla, para alcanzar la excelencia. Integra así planteamientos de inteligencia emocional y mindfulness. Se trataría entonces de ser receptivos a aquello que atraviesa nuestra mente.
Generalmente entendemos la atención como algo orientado, para recopilar y asimilar información, o como algo selectivo, cuando nos concentramos en resolver un determinado problema. Sin embargo, hay una forma de atención amplia, open awareness, que nos permite hacer asociaciones más libres entre ideas que abren a perspectivas diferentes. Digamos que es la manera natural de pensamiento en artistas e inventores. De alguna forma, tiene que ver con la creatividad y el entrenamiento de esa capacidad natural.
Acostumbramos a entender la atención como algo que está presente o no está, como si fuera binario; encendida o apagada. Según Goleman, esto son los extremos de una atención que puede tomar muchas formas. Si estamos demasiado atentos tenemos visión de túnel, y la mente se estrecha, y si estamos demasiado dispersos perdemos control sobre nuestros pensamientos. En lugares intermedios entre estos extremos, está la atención y la creación más fértiles. Ahí se ponen en juego múltiples partes de nuestro cerebro. Además de consistir en funciones cerebrales, la atención está influenciada por la cultura y por lo que media entre nosotros y el mundo. Es aquí donde hoy en día se ubican los medios de comunicación y las TIC, que funcionan demandando constantemente nuestra atención. Cuando la demanda externa es muy fuerte, difícilmente podemos escuchar nuestros propios pensamientos y tomar conciencia de ellos. Motivación de sobra para entrenar, y entrenar, y entrenar…