Terminaba Gianni Rodari los preliminares de su Gramática de la Fantasía publicada en 1973 confiando en que su trabajo fuera útil para quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la educación, en la pedagogía, para quien tiene fe en la creatividad, para quien sabe qué virtud liberadora puede tener la palabra. Y apuntaba un lema:
Todos los usos de la palabra para todos.
aclarando después la intención: no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.
Era aquel un libro sobre cómo contar historias. Y contiene importantes claves de creatividad como el emparejamiento de palabras desde la construcción colectiva y de conceptos ligados a la memoria, la trasposición de objetos en lugares insospechados, la capacidad de «extrañamiento» para ver con la mirada de quien ve por primera vez, la diferencia entre medir la creatividad y estimularla en el aprendizaje, la educación de la mente como un descubrimiento alegre y no un tedioso repetir.
Y tal vez el lector se pregunte, ¿y qué tienen que ver las TIC con contar historias? o tal vez, piense que estamos en otra época, y que la Web admite poca palabra y mucha imagen, o tal vez piense que la imaginación y la tecnología nada tienen que ver. Permítame entonces que defienda todo lo contrario. Que las tecnologías de comunicación son ante todo una herramienta para comunicar, y por tanto para contar aquellas historias que importan a la humanidad, a la persona y su colectivo, a su organización y orden social, su política y economía por tanto, a su sentido de ser, a su presente y su futuro. Que la palabra y la imagen se complementan para dar forma y compartir el pensar y al sentir. Que los grandes científicos e inventores que nos aportaron magníficos utensilios y aparatos siempre avivaron su imaginación. Y así no sólo los creadores, sino también los usuarios podemos imaginar mil formas de dar significado a la T a nuestro alcance. Y podríamos terminar imaginando
Todos los usos de la tecnología para todos.
no para que todos sean informáticos, ingenieros o diseñadores, sino para que nadie sea esclavo.